Respuesta a: De la Violencia Estructural de Género a la Violencia Vicaria e Institucional

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Celia GarridoCelia Garrido
Moderador

Buenos días foro!

Muchas gracias por vuestras respuestas Fátima,Pilar, Julia, Mariana, Eli, Beatriza y Beni. El sistema de protección está muy necesitado de profesionales como vosotras, con formación y sensibilidad suficientes para evitar que la violencia institicional se siga produciendo.

Habéis descrito a la perfección las situaciones en las que la violencia vicaria y la violencia de género institucional se producen y, claramente, la falta de formación es el perfecto caldo de cultivo. Es muy fácil dejarse llevar por la ideología dominante en las instituciones, es lo más cómodo. Si ya es bastante complicado el trabajo que se hace, añadirle un componente que lo complica aún más, no parece muy motivador. Pero es que no es una elección, o no debería serlo, al menos. Es una cuestión de justicia y una obligación como profesionales del sistema de protección, responder adecuadamente a las víctimas y entender en toda su dimensión y complejidad qué es la violencia de género y cómo se manifiesta.

Y una de las cuestiones más importantes y que ya habéis señalado es que no hay un perfil de víctima. Pensar esto es prejuzgar y revictimizar, como poco. Es una cuestión que tiene que ver con la mirada de los y las profesionales. Nos compete a nosotras cambiarla y entender que ser víctima no es ser frágil, débil o no tener habilidades. De hecho, normalmente, sobre las mujeres más fuertes se ejerce mayor presión, que no necesariamente tiene que ser violencia física. Y como su capacidad de resistencia es alta nos cuesta pensar que puedan ser víctimas, no nos encaja en el estereotipo.

Otra de las cuestiones relevantes es cómo pasamos de la revictimización a la violencia institucional. Porque una cosa es una actuación profesional fallida puntual y otra es encontrarnos con que esa actuación lejos de cuestionarse desde otras instancias, se mantiene y se refuerza. Es decir, nos encontramos con violencia institucional cuando distintos agentes del sistema mantienen una práctica profesional revictimizante porque las instituciones no sólo no la custionan si no que la encuentran adecuada, se ajusta a los criterios generales, a la ideología dominante. Por eso es tan dificil reconocerla, y los y las pocas profesionales que cuestionan un proceder revictimizante, son señalados y cuestionados porque van en contra del criterio mayoritario.

Habéis apuntado otro de los elementos de esa ideología dominante que conduce como pocos a la violencia institucional y es pensar que un maltratador puede ser un buen padre. Pero es que este es uno de los constructos más poderosos de esa «anormalidad» que se convierte en «normal» de la que habla Miguel Lorente. Y lo es, porque el sistema para perpetuarse necesita de la transmisión intergeneracional. Manteniendo el contacto del padre con sus criaturas garantizamos esa transmisión y perpetuamos la violencia, porque, como decía Pilar, el mensaje para las criaturas cuando son obligadas a convivir con un padre violento es claro: la violencia es aceptable. Aceptar la violencia desde el propio cuerpo implica someterse, vampirizarse, es decir, convertirse también en violento, convertir la rabia que supone ser violentado en violencia hacia otras personas más débiles y vulnerables para contrarrestar la propia debilidad y vulnerabilidad. Es un mecanismo perverso aunque muy eficaz.

Gracias de nuevo por vuestras potentes y comprometidas reflexiones.

Saludos cordiales