Mar Rodríguez Gimena
Estudié medicina hace 35 años. Empecé en 1987 y no sabía en qué aventura me estaba metiendo. Me especialicé en Medicina Familiar y Comunitaria y desde el 98 trabajo y vivo en zona rural. Soy médica y mujer de pueblo, venida de una gran ciudad como es Madrid.
Gracias al Diploma de Promoción de la Salud, amplié mi mirada a lo comunitario. Trabajo en Atención Primaria desde hace 25 años.
Desde hace cinco, trabajo en el Servicio de Urgencias Rurales de Buitrago del Lozoya. No entiendo muchas cosas de este sistema para el que trabajo, pero me parece el mejor para atender a la población.
Habría muchas cosas que seguir cambiando. Mi comunidad autónoma es dura, pero muchas mujeres médicas, enfermeras, trabajadoras sociales, psiquiatras, psicólogas, salubristas han peleado y pelean para que el feminismo, el enfoque de género, se introduzca en las políticas públicas sanitarias.
Me dedico desde hace 25 años a acompañar a mujeres sanitarias, residentes MIR y PIR y mujeres de distintos pueblos en diversos cursos y talleres en los que reflexionamos sobre el impacto del androcentrismo en la ciencia y los sesgos de género en la salud de las mujeres. La mayor parte de los cursos los imparto dentro del sistema público.
Me formé en la Escuela Nacional de Sanidad en el curso de formadores/as en Violencia de Género en 2005-2006. Desde 2013 soy responsable de los temas relacionados con la violencia de género en diferentes centros de salud. He participado en el equipo de redacción de dos guías relacionadas con la violencia de género y la formación de formadores y formadoras en VG. Y soy parte del grupo que sigue formando en Atención Primaria.
Me considero activista de muchas luchas, entre ellas la feminista. Debo el placer de haberme hecho feminista, a mis 25 años, a mi amiga Ana. Juntas empezamos a reflexionar y leer y desde entonces comparto y aprendo más en varios grupos de mujeres. Desde ese momento mi vida cambió y sigue cambiando, no solo a nivel profesional, sino también a nivel personal. De hecho, si no se pasa el feminismo por tu cuerpo y tus emociones y le das una vuelta política no creo que sea posible acompañaradecuadamente los procesos de salud y enfermedad de las mujeres. También hay mucho que estudiar, claro.
Soy quien soy, a nivel profesional, gracias sobre todo a Carme Valls y a la Red de Mujeres Sanitarias, red a la que pertenezco desde hace treinta años. También gracias a mi amiga Henar Sastre, enfermera hoy jubilada, y tantas otras maestras de las que he aprendido, bien en el contacto personal, bien a través de la lectura de sus libros. Carme me animó a estudiar los efectos del medioambiente en la salud de las mujeres y desde 2008 acompaño en consulta a mujeres (y algún hombre) que sufren Sensibilidad Química Múltiple. Doy cursos sobre este tema en diferentes comunidades autónomas y he participado en la redacción de varios documentos.
Combino desde hace años varias terapéuticas en el cuidado de la salud de las personas. Entre ellas la homeopatía, hice un postgrado en Barcelona en 2002 y desde entonces también estudio y me actualizo en esta terapéutica.
Me considero vital e inquieta y me gusta mucho pasear por el campo, cuidar mis plantas y el huerto comunitario con vecinas y vecinos de mi pueblo y cantar en la Escuela Municipal de Música de Buitrago del Lozoya. Adoro a mis perras.
Entre mis sueños está uno irrealizable a corto plazo, pero como buena utopía, me permite avanzar: que las mujeres podamos vivir en un mundo libre de violencias.